Uno de los efectos de las sanciones de muchos países de Europa sobre Rusia, a causa de la invasión sobre Ucrania de este último país, es el bloqueo de 8.000 vehículos desde el pasado mes de abril en el puerto belga de Zeebrugge.
Cadillacs, Lexus o Toyotas venidos de diferentes fábricas repartidas por el mundo y especialmente de oriente medio para su comercialización en San Petersburgo, se encuentran retenidos debido al embargo de la UE, que prohíbe la exportación a Rusia de vehículos con un valor superior a los 50.000 euros. Se calcula que el valor de los coches retenidos ronda los 200 millones de euros.
Los fabricantes, ante las diferentes interpretaciones sobre las sanciones a Rusia y por una cuestión de imagen, para no asociar sus marcas a ese país, buscan mercados alternativos para estos coches, la mayoría de lujo, aunque en algunos casos no estén sometidos a los embargos y sanciones.
El Puerto de Zeebrugge mueve alrededor de 2 millones de vehículos al año, siendo uno de los mayores puertos europeos en el transbordo de vehículos.
Junto a los vehículos, en éste y en otros puertos, se acumulan muchas otras mercancías en contenedores, que tienen un efecto directo no solo sobre la economía rusa, también sobre la economía y las cadenas de suministros de las empresas europeas.