Estos días ha corrido la pólvora propia y ajena, en relación a las declaraciones del Gobierno de Canarias, indicando que el uso del suelo público del Puerto de Santa Águeda será exclusivamente deportivo. Algo que ya se intuía y que viene de años atrás cuando se conoció de la caducidad de la concesión a Ceisa para su planta de áridos (cemento).
Como observador, a mí me parece que la solución es más que evidente. Un puerto industrial enclavado en el núcleo de una zona turística como Maspalomas-Mogán, no tiene ningún sentido. Y en esto coinciden en estos momentos administraciones como el Cabildo de Gran Canaria, Gobierno de Canarias, Autoridad Portuaria…. El primero, además, ratificó no hace mucho el Plan Urbanístico de Gran Canaria, donde este aspecto ya se recogía.
Por otro lado, una isla como Gran Canaria necesita de industrias, y de una industria como ésta. Por tanto, parece obvio que la solución ha de pasar por buscar una fórmula que permita el traslado de esta industria a un puerto industrial.
En la etapa del gobierno anterior de Ángel Víctor Torres, y estando Luis Ibarra en la presidencia de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, se diseño una estrategia, inconclusa, para trasladar esta industria al incipiente Puerto de Arinaga, donde se concentran los graneles sólidos, y donde esta industria estaría perfectamente ubicada. Quedaba realizar una pequeña ampliación de la línea de atraque en el espacio más cercano a tierra, pero era muy factible la solución.
La empresa no estaba muy convencida, pero sabía que el resultado final sería éste que hoy genera polémica, el abandono del Puerto de Santa Águeda y el desmantelamiento de su industria en ese puerto. Sin embargo, hay que recordar que el suelo donde se asienta dicha industria es de propiedad privada de Ceisa, y no me cabe dudas de que ya se habrán hecho muchas cábalas del uso turístico del mismo y de su valor económico.
Por otro lado, desde el ayuntamiento de SB de Tirajana se cuestionaba la idoneidad de este traslado, y los vecinos y trabajadores se movilizaban para intentar que no se moviera de su ubicación actual.
Hay que señalar, que el traslado generará empleo y riqueza para esa zona, revalorizará todos los terrenos a su alrededor y probablemente compensará todos los empleos que se pierdan o otros de igual calidad y remuneración al menos.
Y llegados aquí, cabría preguntarse, si lo relatado es medianamente cierto, ¿dónde está el problema?. La única incógnita debería ser si Ceisa quiere mantener esa industria en una nueva ubicación. Y en este aspecto es donde deberían estar centrados todos los esfuerzos, apoyos y ayudas, para que no desaparezca y generemos una nueva dependencia exterior, amen de la pérdida de empleos.