El sector pesquero español, agrupado en la Confederación Española de Pesca (CEPESCA), cree que la Unión Europea (UE) debe decidir si en el nuevo ciclo político, que comenzará tras las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio, quiere disponer de una flota pesquera propia o dejar en manos de potencias pesqueras terceras el abastecimiento de pescado a sus ciudadanos y, en consecuencia, renunciar a su soberanía alimentaria sobre una de las proteínas de mayor calidad para el ser humano.
El sector, que se declara “acorralado” por las decisiones adoptadas por los políticos europeos a lo largo de los últimos cinco años, abordará con esta certeza una ronda de contactos con los representantes de los partidos políticos que concurren a las elecciones europeas del 9 de junio para trasladarles esta inquietud, presentarles sus demandas y ofrecer toda su colaboración de cara a la nueva legislatura.
A juicio del sector, los futuros representantes de los ciudadanos en el Parlamento Europeo asumirán una enorme responsabilidad debido a la necesidad de que la UE “defina su posición y su futuro como proyecto en un entorno geopolítico como el actual, marcado por la inestabilidad y las incógnitas”. A juicio del sector, Europa deberá adoptar medidas decisivas en ámbitos estratégicos, tales como el de la defensa, la energía o la alimentación de sus ciudadanos.
Sobre este particular, el sector pesquero anima a los que serán nuestros representantes en las instituciones europeas a tomar conciencia y sentirse orgullosos del liderazgo pesquero de nuestro país en Europa. La flota española genera el 20% de la producción pesquera total de la UE y es líder tanto en volumen (765.237,25 toneladas de pescado y marisco en el año 2023) como en facturación global (1.790,29 millones de euros en primera venta en el año 2023 y un valor agregado que supera los 10.000 millones de euros), más unas importaciones de 1,56 millones de toneladas y unas exportaciones de 1,08 millones de toneladas.
El sector trasladará a los partidos políticos la situación paradójica que, a su juicio, viven los pescadores, presionados y “arrinconados” por la obsesión verde europea, a pesar de que, tal como manifiesta la FAO en su visión sobre la Transformación Azul, “los alimentos acuáticos ofrecen un increíble potencial para mejorar la nutrición por su alto valor nutricional y abordar dificultades en materia de seguridad alimentaria.
Respaldan estas expectativas su inmensa diversidad biológica, la mayor eficiencia de sus sistemas de producción, su huella ecológica más baja y menores emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los sistemas de producción animal en tierra”. En este sentido, el sector recuerda que, según UNCTAD, la flota europea ha conseguido reducir un 52% sus emisiones desde 1990, representando en la actualidad apenas el 0,01% de las emisiones de CO2 en el mundo.
Según el sector, y tal como recoge en sus demandas a los partidos políticos, los tiempos actuales requieren que la UE refuerce y vuelva a situar su producción de alimentos primarios, entre ellos los productos del mar, en un lugar destacado de la agenda y la estructura de la Comisión Europea (CE). Para ello, el sector solicita contar con un Comisario de Pesca, desvinculado de las competencias de medioambiente, y un vicepresidente ejecutivo de soberanía alimentaria.
El sector considera que la Política Pesquera Común (PPC) necesita una revisión quirúrgica y con un prisma profesional capaz de reequilibrar sus objetivos y reforzar las dimensiones socioeconómicas y de seguridad alimentaria, así como garantizar que los pescadores europeos sigan siendo competitivos a nivel internacional. Igualmente, solicitan revisar las políticas pesqueras inviables, como la obligación de desembarque, y simplificar la normativa, eliminando la burocracia innecesaria.
Igualmente, apunta el sector, la UE debe reforzar la dimensión externa de su política pesquera para garantizar una buena gobernanza internacional y redefinir sus principios básicos sobre cómo participar y posicionarse durante las negociaciones pesqueras bilaterales, trilaterales y multilaterales en el ámbito de la gobernanza internacional para defender adecuadamente los intereses de la flota europea.
A este respecto, el sector llamará la atención de los políticos sobre la necesidad de aplicar cláusulas espejo a las importaciones para evitar lo que está ocurriendo, por ejemplo, con el “lento e imparable retroceso” de la flota atunera europea (Francia y España) frente a flotas terceras, como las asiáticas, en zonas geográficas como el Océano Índico.
Además, apunta el sector, se da la circunstancia de que estas flotas exportan posteriormente sus productos al mercado europeo aún sin cumplir los estándares medioambientales, sanitarios y sociales exigidos a la flota europea. Por ello, los pescadores solicitan crear una euro-etiqueta para los productos pesqueros. Cabe recordar que sólo el año pasado la UE importó 35.000 toneladas de lomos de atún acogidos a los contingentes arancelarios autónomos, de los cuales, 23.752 toneladas entraron en España exentas de aranceles procedentes, en un 98,96%, de países asiáticos.
Decisiones con base científica
El sector también solicita volver a confiar en los datos científicos frente a la “brujería medioambiental extrema que parece haber hechizado a buena parte de los parlamentarios europeos y a la Comisión Europea” y que conduce a la UE, opina el sector, a autolesionarse e imponerse cierres de zonas a la actividad pesquera sin base científica apropiada y sin un análisis riguroso del impacto socioeconómico para sus pescadores y sus ciudadanos.
Así, el sector solicita la revisión urgente de las vedas a la pesca de fondo de las 87 zonas del Atlántico oriental de la UE, siguiendo las recomendaciones científicas y dejando fuera del ámbito de aplicación del Reglamento de Ejecución los artes de palangre de fondo y enmalle.
El sector también apela a la racionalidad para abordar el proceso de descarbonización de la flota y aboga por una transición con plazos realistas, donde exista una estrecha colaboración con el entorno científico y tecnológico, se eliminen las barreras legislativas, tales como las restricciones de la capacidad de tonelaje de los barcos, se busquen fórmulas de financiación adecuada y se alineen con los desarrollos logísticos no solo en la UE, sino en el mundo.
Por último, el sector está convencido de que un nuevo enfoque político de la actividad pesquera europea basado en el conocimiento sobre su realidad convertiría al sector en una alternativa atractiva para las nuevas generaciones, solucionando así la amenaza del relevo generacional.
A este respecto, y mientras tanto, el sector reclama que se facilite la plena circulación de los trabajadores europeos de la pesca en la UE y la convalidación de los títulos expedidos en los Estados miembros de la UE, el desarrollo de programas educativos de Formación Profesional Dual más adaptados a la realidad, así como la flexibilización de la normativa para contratar extranjeros.