La empresa Abei Energy ha presentado el primer proyecto para la instalación de dos parques de energía eólica marina frente a la costa asturiana, que contaría con un total de 61 aerogeneradores repartidos en una superficie de 185 kilómetros cuadrados a unos 29 kilómetros de Navia y de Tapia de Casariego.
Según fuentes de la Radiotelevisión del Principado (RTPA), la empresa ha presentado la documentación para iniciar el procedimiento de impacto ambiental y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ya la ha elevado a consultas previas.
Los dos parques, denominados ‘Poniente I’ y ‘Poniente II’, y ubicados muy cerca el uno del otro, sumarían una potencia instalada de 915 megavatios.
‘Poniente I’ contaría con 29 turbinas con una potencia total de 435 megavatios, instaladas en un área de 80 kilómetros cuadrados a 29 kilómetros de la costa de Navia, mientras que ‘Poniente II’ sumaría 32 aerogeneradores con una potencia de 480 megavatios, en 105 kilómetros cuadrados a una distancia de 29 kilómetros de Tapia de Casariego.
La instalación con los 61 aerogeneradores de unos 300 metros de altura evacuarían la energía en la provincia de Lugo mediante las líneas eléctricas submarinas.
Los problemas: Gobierno
Evidentemente, lo que la empresa ya sabe es que el proyecto es sólo eso: proyecto, pues como por todos es conocido, desde los diferentes ministerios vinculados a los temas de energía, consumo, industria, etcétera, aún no se han presentado las normas ni las características que deben tener los campos eólicos offshore, ni se ha establecido criterio alguno sobre mínimos y, mucho menos especificidades para cada una de las regiones españolas donde se pueden establecer parques eólicos.
El retraso de estas normas, es ya de siete meses desde que salieron los POEM, y este retraso ha dejado a España fuera del ritmo de implantación de aerogeneradores, al menos, por seis años. las empresas, como la que va a presentar este proyecto, en el mes de marzo, ya advirtieron al Gobierno de Sánchez que de no tener las normas en septiembre/octubre de este año, sería imposible seguir con los procesos que exige la UE en esta materia y tener infraestructuras eólicas offshore para el 2030, pero nadie hizo caso.
Ahora, empresas como la que quiere presentar este nuevo proyecto, primero, tendrán que esperar a las normas para esa zona, y segundo, ver si son las más adecuadas y hasta que punto se pueden aplicar la nuevas tecnologías, ya que, como también indicaron en su momento las empresas, tal y como funcionan en España las normas y los planteamientos de facilitar permisos y las ventanillas a recorrer, un proyecto con la mejor tecnología del 2023, en 2031 puede ser obsoleta.