El mercado pesquero de la Unión Europea afronta 2025 con tensiones contrapuestas. El último informe mensual de EUMOFA confirma una pérdida de dinamismo en las subastas y un aumento sostenido de las importaciones extracomunitarias, con Italia entre los países más afectados por la caída de ventas internas. Los datos dibujan un escenario de claroscuros: la actividad primaria en lonja retrocede en volumen, mientras el aprovisionamiento externo crece a ritmos de doble dígito.
EUMOFA detecta tensiones y dependencia creciente
El alivio del combustible no logra revertir las presiones de costes en la cadena. En julio, el precio del gasóleo marino se situó en 0,57 €/l, un 10% menos que un año antes. Sin embargo, la inflación general de la eurozona (2,4%) y la específica de los productos del mar (2,7%) continúan erosionando márgenes de productores y comercializadores. La brecha inflacionaria en el segmento pesquero mantiene la rentabilidad bajo presión pese a la moderación del crudo.
En el frente de las lonjas, EUMOFA registra estabilidad en valor pero contracción en volumen. Entre enero y mayo, las ventas primarias en la UE alcanzaron 1.490 millones de euros, con un descenso del 6% en toneladas. La debilidad golpea con mayor intensidad a segmentos frágiles, como la pesca artesanal y las lonjas locales, y consolida un patrón de consumo más selectivo. Italia, señala el informe, figura entre los mercados que más acusan la caída de las ventas internas.
La otra cara de la coyuntura llega del exterior. En los cinco primeros meses de 2025, las compras comunitarias fuera de la UE avanzaron +9% en valor y +14% en volumen. Italia se cuenta entre los países que reforzaron sus adquisiciones. Este dinamismo confirma que Europa recurre cada vez más a los mercados internacionales para compensar su déficit de producción y sostener el consumo, a costa de una mayor exposición a la volatilidad global de precios y disponibilidad.
El crecimiento importador se concentra en productos concretos. Destacan los langostinos tropicales (+30% en valor), el atún listado (+21%) y el pollock de Alaska, con un aumento del 48% en volumen. Estos flujos apuntalan el abastecimiento pero intensifican la dependencia extracomunitaria, un rasgo que condiciona la planificación de compras y la gestión de riesgos de las empresas a lo largo de la cadena.
El análisis de EUMOFA trasciende la fotografía estadística y lanza una advertencia a la cadena de valor: adaptarse a un entorno volátil en el que conviven segmentos resilientes —como bivalvos y cefalópodos— con mercados bajo fuerte presión, entre ellos el del atún y los pequeños pelágicos. La respuesta pasa por decisiones más estratégicas sobre el mix de productos, el diseño de contratos de suministro y la diversificación de destinos de exportación.
En el caso de Italia, el reto consiste en anticipar tendencias para evitar la “doble pinza” de menor volumen interno y mayor dependencia externa. La recalibración del aprovisionamiento y la lectura temprana de señales de demanda serán claves para sostener el valor en origen, proteger márgenes y preservar el tejido de flotas y lonjas locales, especialmente en los segmentos de menor escala.
“EUMOFA nos ofrece una brújula en tiempos de turbulencia”, señalan fuentes sectoriales citadas en el informe. Con 2025 ya en marcha, el mercado europeo navega en aguas inciertas: la sostenibilidad de la cadena dependerá de la capacidad de anticipar y adaptarse, de la disciplina en contratos y de la selección rigurosa de categorías con mayor estabilidad. En ese equilibrio entre oferta propia y abastecimiento internacional se juega buena parte de la resiliencia del sector en los próximos meses.