La brecha social en España resulta irritante. Sueldos mileuristas no pagan la labor de cualquier españolito, y obviamente no cubren las necesidades básicas de cualquier hogar. Es normal que, con los derechos adquiridos en el país, empiecen a surgir amenazas de huelga en muchos sectores. La distribución por carretera anuncia un programa de huelgas, y ahora los transitarios y consignatarios de Algeciras y Cádiz van por ese camino.
Queda claro que los sueldos no han aumentado acorde con los niveles de inflación. Las subidas de precios tras la pandemia han afectado a todo el mundo, resultando en un empobrecimiento del pueblo llano. Los ricos se han hecho más ricos, pero los “currantes” han visto mermadas sus posibilidades de consumo. Por no hablar de la juventud, que ven complicado incorporarse al mundo laboral, en condiciones aceptables. Alquilar un piso en las grandes ciudades (turísticas) se ha convertido en misión imposible. Si logras que te contraten y pagan mil y pocos euros al mes, las cuentas no cuadran. Pero la pérdida de poder adquisitivo es generalizada para la gran masa, y los gremios que se revelan y tienen poder fáctico, logran incrementos salariales acorde con la inflación, pero la mayoría sigue con la boca callada, laborando con temor a quedarse despedidos y en la calle.
El problema es que cada gremio tiene diferente peso en la economía y sociedad, pero todos tienen derecho. La huelga es un derecho fundamental reconocido en la Constitución Española, regulada en el Real Decreto Ley 17/1977 sobre Relaciones de Trabajo. Casi medio siglo tras la democratización del país, han dado lugar a de huelgas generales en 1988, 2002, 2010 y 2012. Cada una de ellas tuvo su motivación en la fracción socio-laboral del país, originadas por reformas y condiciones laborales que el gobierno de turno trató de imponer y legalizar. En estos momentos la causalidad diverge y gira entorno al empobrecimiento del pueblo, que apenas llega a final de mes, cada mes.
Hasta el sector educativo ha visto huelgas recientemente de estudiantes y docentes, y la situación puede extenderse a muchos otros sectores y gremios por el efecto imitación. Si la carretera paraliza la distribución, ahora frente al Black Friday y las Navidades, volvemos al escenario de 2021. En este caso, la equiparación de aportaciones y derechos de los autónomos con los trabajadores por cuenta ajena para el motivo económico laboral que prende esta huelga anunciada para el 28 de octubre, 11, 28 y 29 de noviembre y 5, 9 y 23 de diciembre, tornándose en indefinida a partir de esta última fecha, navideña. El caso de Cádiz gira en torno al incremento salarial que cubra la pérdida de poder adquisitivo padecida en estos últimos años. Estas situaciones pueden extenderse a otros sectores, pero no todos tienen el poder de afectar a la economía y sociedad de igual manera, ello denota la importancia del sector logístico en la vida y el negocio físico.