Hoy día 20 de enero empieza una nueva era. La tregua en la guerra de Israel parece efectiva y ya se han empezado a intercambiar rehenes por encarcelados. En Washington, hoy Donald J. Trump inaugura su segunda legislatura, eso sí, bajo cubierta, que se pronostican -10º de frío polar.
Asegura Trump empezar con fuerza, y manejar los primeros 100 días de presidencia con un centenar de decretos. Desde deportaciones masivas de inmigrantes ilegales, hasta indultos a los asaltantes del Capitolio de enero del 2021. Todo un abanico de acciones que incluyen los anunciados aranceles a la importación. Está por ver los temas del Canal de Panamá, Canadá y Groenlandia, los cuales pueden tornarse en críticos para el comercio y estabilidad globales. La relevancia del tránsito por el Canal de Panamá es máxima para la economía de la Costa Este norteamericana, dado que no es lo mismo que navegar desde Asia por el Cabo de Buena Esperanza. Retomar el control de este enclave geoestratégico, volvería a equilibrar el poder en la región frente a China con su megapuerto de Chancay. Por otra parte, las anexiones de Canadá y Groenlandia afectan a la ruta del Ártico, NSR, que pueden contrarrestar las posiciones preponderantes de China y Rusia en el Mar del Norte. Debido al abrupto e incesante cambio climático, se prevé que en breve se establezcan rutas regulares por el Ártico, lo cual volverá a redefinir el tablero de juego de las rutas marítimas globales.
Si bien la tregua en Israel se ha firmado bajo la administración Biden, Trump alardea de ello tratando de llevarse los honores de tal logro. Con una paz sólida, debería diluirse el problema del Mar Rojo, y los hutíes deberían dejar de piratear y atacar los buques mercantes que transitan por el Canal de Suez. Retomar las rutas de Asia-Europa por Suez volvería a dar vida a los puertos del Mediterráneo, especialmente castigados en costes y tiempos de tránsito al pasar por el Cabo de Buena Esperanza.
Volver al Canal de Suez supondría generar, de golpe, mayor sobrecapacidad en el agua. Muchos buques no tendrían encaje en las rutas clásicas, las que no pasan por Sudáfrica, que requieren menos naves en las rotaciones. Si tenemos en cuenta el desbarajuste actual entre las nuevas alianzas marítimas, y el previsible descenso de carga después del Año Nuevo Lunar, es lógico que las navieras opten por el Slow Steaming, que reduce la velocidad de crucero, pero contamina menos. Además, no paran de entregarse nuevos buques desde los astilleros de Asia.
Nos quedan por delante días clave en la nueva configuración internacional del negocio. Los cambios en los flujos de comercio global quedan patentes y los sucesos de los días venideros marcarán esta nueva era que inauguramos.