Tal día como hoy, 11 de abril, el barco de pasajeros ahora conocido como Correillo La Palma, comenzó sus pruebas de navegación tras salir de los astilleros en los que se había construido el Titanic. Por ello, este barco es también tan peculiar en su propia historia, pues está confeccionado con los mismos sistemas de remaches y formato de casco que el insigne buque de la otra historia de la navegación.
Situado en Santa Cruz de Tenerife desde la década de los 80, el Correillo La Palma es histórico en si mismo pues sirvió, junto a otros seis barcos, al transporte de mercancías y pasajeros en líneas regulares que conectaban todas las islas y varios puntos de ellas como así nos indicó el presidente de la Fundación Correillo La Palma, Juan Pedro Morales. «Este barco, lo mismo que los otros cinco ya desaparecidos, fondeaban -no en todos los casos podían atracar- en aquellos lugares donde había un núcleo de población, pues hay que entender que en Canarias no todos los puntos donde vivían gente, había carreteras y entonces el barco era el único medio de comunicación exterior».
Este apartado fue uno de los que a muchos de los asistentes al acto celebrado a bordo del propio barco sorprendió, pues como quedó en evidencia en las intervenciones que luego hiciesen el director de la Autoridad Portuaria de Tenerife, Javier Mora, el presidente del Cabildo, Pedro Martín, el alcalde santacrucero, José Manuel Bermúdez y el cronista oficial de la capital tinerfeña, José Manuel Ledesma, el Correillo La Palma es el símbolo de la conectividad de las islas desde 1912 hasta aquel 1976 en el que una avería le apartara de las rutas comerciales.
En las diferentes intervenciones se puso en evidencia la importancia que existía en mantener la historia de la navegación viva y, como se pusiese en evidencia, no siempre ha contado con la suficiente colaboración para que ya el barco se situase como museo vivo y real de la navegación española.
Desde que se creó la Fundación, el barco ha ido recibiendo fondos de diferentes administraciones públicas, especialmente cabildos y ayuntamientos, Marina Mercante, pero también de entidades privadas y personas que han querido aportar algo para su recuperación y a todas ellas se hizo referencia en el acto, pues, después de años de ‘sequía’, ahora hay un fondo que permitirá avanzar mucho en el plan de trabajo establecido hace ya 20 años.
El presidente del Cabildo tinerfeño indicó que en sus almacenes hay partes del barco que esperan ser colocadas en su lugar de origen y que este año, desde la Institución insular se hará posible. Cabildos como el de El Hierro o de Fuerteventura y Lanzarote se han establecido líneas de financiación que aportarán ese empuje para que el Correillo La Palma pueda volver a surcar los mares isleños.
— Proyectos y futuro
Según explicaron los proyectos de futuro pasan, en primer lugar, por la completa restauración del barco hasta situarlo en los ajustes exigidos para su opción de navegar. En este sentido, Juan Pedro Morales indicó que los certificados internacionales están al día y se van actualizando conforme se va avanzando en su restauración.
No habló nunca de fechas, pues va directamente relacionado con los aportes económicos, pero si que el barco volverá a navegar. Respecto a esto, también señaló que desde hace seis meses ya se conoce que el barco será el primero en la Lista de Barcos Históricos y con ello garantizar su futuro. Un futuro que será el de situar un museo de la navegación en su interior, pero también acomodarlo para pasajeros. Para la navegación entre isla ya se plantean dos formatos, el diurno con capacidad para 110 personas , «y también tendremos la opción nocturna limitada a 38 pasajeros y es que el interior si que ha sido reformado para su nueva opción y sólo tendremos camarotes para esa capacidad» pues por seguridad y prestaciones, hay cuestiones que han tenido que reestructurarse y no va a ser un crucero, es un museo en el que la sala de exposiciones y biblioteca serán la base del mismo, pero con opciones de vivirlo y disfrutarlo.
— El libro «Yo fui en el Correillo»
Asimismo, se presentó el libro «Yo fui en el Correillo», una recopilación de Yuri Millares, con anécdotas y narraciones de aquellos que viajaron y navegaron a bordo el mismo. Los viajeros que hacían la ruta interior de Canarias y el Sahara español, exponen sus vivencias que van desde aquellos reclutas que iban y venían por los campamentos militares o esos otros que tenían los barcos como medio de transporte para negocios y trabajos, y muchas anécdotas como la de los gemelos vecinos del Barranquillo de Don Zoilo (Las Palmas) que tras discutir, a uno de ellos se le ocurrió la idea de tirarse al agua, siendo rescatado por la tripulación, o cómo los testimonios de aquellos que no podían pagar el billete y los capitanes autorizaban a viajar, pero en cubierta, o como el primer atraque -en realidad fondeo- en el puerto de La Estaca (El Hierro), el barco tuvo como amarre la farola de la muralla que allí existía.
Estas y otras muchas anécdotas y vivencias que también hoy han visto la luz.