Publicado en Gaveta Económica nº84 – Diciembre 2022
Acercándose el final de año, con las noticias que se van sucediendo sobre la distribución de los fondos provenientes de la Unión Europea y que todavía no han llegado a la economía real, los profesionales que nos dedicamos a la innovación y a la digitalización de las empresas nos preguntamos si nuevamente estaremos ante otra gran oportunidad perdida.
La Unión Europea ya avisa de que no liberará nuevos fondos si no se acometen importantes reformas que tenemos que hacer, ya no sólo en las que serán difícilmente vendibles políticamente, sino adicionalmente las que realmente son necesarias para un dinamismo en la gestión de los fondos y su liberación mediante convocatorias actuales o nuevas al mercado.
En otro de los artículos comentaba que todos podemos innovar. Así es, pero las innovaciones que pueden ejecutar las empresas, considerando todas importantes, son aquellas con unos niveles de certidumbre altos, es decir, con unos TRLs altos que estén próximos al mercado y permitan un retorno de las inversiones en poco espacio de tiempo. Estas innovaciones normalmente están asociadas a innovaciones de carácter incremental sobre las líneas principales de negocio de la empresa. Pero ¿realmente vamos a conseguir alterar un modelo de negocio “país” habitual de sol, playa y servicios por un cambio profundo, real de la economía? Muy difícilmente.
Me consta que las empresas están arrimando el hombro, así como los trabajadores, pero falta ese compromiso por parte de la administración. Quizás están comprometidos, pero no se nota en la respuesta que están dando con los retrasos de las nuevas convocatorias de programas y líneas de años anteriores, que las de este año no han salido, como por ejemplo la de IPI (Personal Investigador) o la de EATIC (Empresas de base tecnológica).
Esperemos que se invierta la tendencia actual sobre todo cuando se empiezan a vislumbrar efectos de recesión económica. Es el momento de apoyar a la economía mediante líneas que apoyen la innovación de los sectores productivos y de la transferencia de conocimiento entre la Universidad y la empresa. Formando a los colaboradores en competencias digitales y preparándolos para los grandes saltos tecnológicos que cada vez estamos presenciando más en el día a día.
Es tanto, que hasta hace bien poco no nos hubiésemos creído que el sector marítimo y portuario pudiese llegar a ser tractor de los demás. Normalmente este sector bebía de la innovación que se practicaba en el sector de la aviación, copiando gran parte de sus prácticas y trasladándolas a las necesidades particulares de los puertos y su ecosistema.
Pero en los últimos dos años, el sector se ha propuesto un salto considerable en su posicionamiento tecnológico. La Organización Marítima Internacional (OMI) ha sacado sus estándares para digitalizar lo que es el área de negocio y estandarizar la compartición de información entre puertos. La Organización Hidrográfica Internacional ha sacado todo un conjunto de estándares S100 que vienen a revolucionar el sector, en un terremoto de funciones digitales nunca vista en tan poco tiempo y que ha obligado a todos los fabricantes a comenzar una carrera en su adopción.
Y, por otro lado, la creación de servicios digitales para ofrecer a los buques desde los puertos o estaciones terrestres con la aparición de distintos niveles de autonomía de los buques autónomos o mass (maritime autonomous surface ships) por sus siglas en inglés. Tanto así, que el catálogo inicial de servicios bien podría trasladarse al sector aeroportuario como al logístico… imagínense un camión llegando a un proveedor y éste, automáticamente y de manera autónoma, informar de su llegada y del pedido que va a recoger para que el proveedor lo tenga listo. El proveedor a su vez, informando con tiempo a dónde debe estar y a qué hora para su recogida.
Canarias puede liderar este sector: ambas universidades tienen grupos de investigación muy potentes en todo lo relacionado con el crecimiento azul; grupos con muchos años de experiencia y con ganas de obtener datos que permitan crear productos y servicios avanzados para el sector; clústeres empresariales, que si bien están asentados mayoritariamente en Gran Canaria, son referencia internacional en robótica marina, digitalización del sector portuario y creación de ecosistemas de emprendimiento relacionados con el sector marítimo. O incluso asociaciones, como Emerge, que llevan años trabajando sobre estas líneas y que cada vez está más presente en la agenda de la administración. Falta la convicción de nuestros líderes…