El comercio internacional y el tráfico marítimo están sufriendo una profunda influencia geopolítica, marcada por las estrategias económicas de las grandes potencias. En los últimos años, estas interacciones han evolucionado significativamente, debido a la competencia por los recursos estratégicos, cambios en las políticas energéticas y tensiones en rutas clave como el Canal de Panamá, el Canal de Suez y el Paso del Ártico, factores que están redefiniendo los equilibrios de poder entre las naciones, afectando al comercio marítimo y a las cadenas de suministro globales.
LAS GEOPOLÍTICA DESPLAZA LAS FRONTERAS
El interés por Groenlandia ha crecido exponencialmente debido a sus ricos depósitos de tierras raras y minerales críticos, esenciales para industrias tecnológicas y de defensa. Estados Unidos busca fortalecer su influencia en la región para contrarrestar el dominio de China, que controla cerca del 60% del suministro global de tierras raras. En 2019, el entonces presidente Donald Trump, llegó a proponer la compra de Groenlandia, lo que generó controversia internacional y reflejó la creciente importancia de este territorio.
El Ártico también está ganando protagonismo por las nuevas rutas marítimas que surgen con el deshielo. La llamada «Ruta de la Seda del Ártico», que podría reducir hasta un 40% el tiempo de navegación entre Asia y Europa, ha impulsado la presencia de potencias como Rusia y China en la región. Groenlandia, con aproximadamente el 15% del petróleo inexplorado mundial y el 30% del gas natural, se posiciona como un territorio clave.
El deshielo ha desencadenado un auge significativo en la actividad de los astilleros a lo largo de la costa este de Estados Unidos. La necesidad de buques especializados para navegar en condiciones extremas, ha llevado a una inversión considerable en tecnologías avanzadas, particularmente en rompehielos de última generación. Estados Unidos, actualmente con un retraso significativo respecto a Rusia en cuanto al número y capacidad de sus rompehielos, está invirtiendo en proyectos que buscan disponer de una flota moderna para competir en el Ártico. Estos esfuerzos también tienen un impacto económico relevante, con contratos millonarios adjudicados a astilleros en estados como Virginia y Maine.
El deshielo del Ártico abre oportunidades y retos para las rutas marítimas globales. La Ruta del Mar del Norte, que conecta Asia y Europa reduce significativamente los tiempos de tránsito, costes y emisiones de CO2. Sin embargo, esta ventaja también representa una amenaza para rutas tradicionales que usan el Canal de Suez y el Canal de Panamá, que podrían experimentar una disminución en su actividad.
En los últimos diez años, la industria marítima en la zona ha experimentado un crecimiento notable debido al deshielo del “Paso del Noreste”. El valor del comercio marítimo a través de esta región, ha aumentado de aproximadamente 1.500 millones de dólares en 2014, a más de 5.000 millones en 2024. Este incremento refleja no solo la adaptación de las navieras a las nuevas condiciones, sino también la inversión en tecnología y logística para aprovechar esta ruta. El aumento en la actividad económica también se ve reflejado en los ingresos generados por los astilleros y las tecnologías de rompehielos. Por ejemplo, el gasto global en rompehielos modernos superó los 3.200 millones de dólares en 2023, con un crecimiento anual compuesto del 7% en la última década.

EL RESURGIR DE LAS PERFORACIONES DE PETRÓLEO EN ALTA MAR
Las exploraciones petroleras en alta mar han vuelto a ser protagonistas, impulsando un mercado de contratos de plataformas offshore, que alcanzó los 80.000 millones de dólares en 2023. Empresas como Shell y Chevron están invirtiendo en tecnologías avanzadas, para reducir costos y aumentar su eficiencia.
Guyana, un pequeño país de 800.000 habitantes y con 11.000 millones de barriles de crudo recuperables, con nuevos yacimientos descubiertos en el Atlántico, atrajo más de 10.000 millones de dólares en inversiones en los últimos tres años, triplicando su PIB.
No obstante, esta expansión plantea tensiones. Mientras Estados Unidos restringió perforaciones en ciertas áreas bajo la administración Biden, que permitieron a Brasil y Canadá llenar ese vacío, el nuevo gobierno estadounidense plantea políticas opuestas, que podrían cambiar rápidamente el sector para recuperar la supremacía americana. Las grandes empresas de perforación esperan la toma de posesión de Trump el próximo 20 de enero en el Capitolio para relanzar sus contratos, mientras ponen a punto sus unidades offshore.

EL GAS NATURAL LICUADO (GNL), NUEVA HERRAMIENTA GEOPOLÍTICA
El GNL está transformando el panorama energético global. Estados Unidos proyecta agregar 1,3 billones de dólares a su economía, gracias a esta industria en los próximos cinco años. Europa, que busca alternativas al gas ruso, está incrementando las importaciones de GNL estadounidense. Este comercio se sustenta en una flota creciente de buques metaneros, que aumentó un 20% en 2023.
Puertos estratégicos, como el de Rotterdam y los nuevos desarrollos en España, están adaptándose para atender estas necesidades, ofreciendo terminales de almacenamiento y servicios de mantenimiento especializados. Estas inversiones refuerzan la importancia de la infraestructura marítima para la seguridad energética.
EL CANAL DE PANAMÁ Y LAS RUTAS ESTRATÉGICAS
El Canal de Panamá, por el que pasa el 6% del comercio mundial, enfrenta crecientes tensiones geopolíticas. La inversión china en infraestructuras clave, como el nuevo Puerto de Chancay en Perú, evidencia su estrategia para diversificar rutas y evitar cuellos de botella. Las iniciativas para reducir emisiones también están obligando a repensar la logística global, aumentando la presión sobre rutas alternativas.
China ha implementado con inteligencia, una estrategia de «intercambio de recursos por infraestructuras», que les ha permitido sortear problemas logísticos recientes, consolidando su presencia en América Latina y África. Esto plantea desafíos para Estados Unidos y Europa, que buscan preservar el acceso libre y seguro a las principales vías comerciales.
UN FUTURO DEFINIDO POR LA GEOPOLÍTICA Y LA ECONOMÍA
En este complejo panorama internacional, la geopolítica y la economía están más entrelazadas que nunca. Las decisiones sobre energía, recursos naturales y comercio marítimo, definirán las alianzas globales y el equilibrio de poder en las próximas décadas. Las tensiones en Groenlandia, el auge de las aguas profundas y las disputas sobre rutas estratégicas, subrayan la necesidad de estrategias equilibradas que integren sostenibilidad, estabilidad y desarrollo económico. El futuro dependerá de cómo las grandes potencias gestionen esta nueva «guerra fría» del comercio. Las rutas marítimas seguirán siendo el eje central del tráfico global, pero también el campo de batalla de tensiones políticas y económicas. Después del próximo 20 de enero como hemos comentado, comienza una nueva era, que sin duda traerá consigo muchas novedades asociadas a nuevos equipos de gobierno. La clave estará en la capacidad de las naciones para promover la colaboración en las cadenas de suministro para no llegar tarde al futuro.