Las prisas, la falta de información bien documentada o las ganas de generar euforia y optimismo hicieron que ayer, tras la reunión que mantuvo el presidente del Gobierno de Canarias con los representantes de Navantia y Pymar, se lanzara a los cuatro vientos una información que no fue el objeto de la reunión. La nota del Gobierno decía que sería «una iniciativa que generaría una inversión total, en colaboración público-privada, de 80 millones de euros y que crearía 800 puestos de trabajo de forma directa. Torres agradeció que hayan elegido Canarias para esta importante propuesta “que es una apuesta clara por la utilización del viento”».
Sobre esto hay que decir que, según fuentes muy bien informadas cercanas a la reunión celebrada ayer, en ningún momento se habló en esa reunión ni de plazos, ni de inversiones, ni de número de empleos en esos términos. Por otro lado, si uno hace un poco de revisión de hemeroteca, de manejarse esas cifras no parecerían como para lucirlas a bombo y platillo. De los más de una decena de proyectos eólicos offshore presentados en Canarias, cada uno de ellos, en la mayoría de los casos habla de inversiones de cinco cifras y de la generación de centenares o miles de puestos de trabajo directos e indirectos.
Si ir más lejos, Navantia es probablemente la compañía más importante del mundo en la construcción, ensamblaje, montaje y mantenimiento de infraestructuras eólicas del mundo. Cuenta para estos menesteres con centros en Cádiz, Gijón, Ferrol, y Brest en Francia, y busca nuevos espacios para poder desarrollar plenamente su plan en este sector, dado que con los espacios con los que cuenta ahora no podrá cubrir la demanda.
Canarias es un emplazamiento que atesora muchas virtudes, entre las que destaca su posición geográfica como hub logístico, sus condiciones de viento, y con un sector de reparaciones y logístico consolidado, y por ello han estado aquí. Pero como dice Fedeport en un comunicado remitido hoy mismo sobre el desarrollo del sector eólico marino, «José Juan Ramos, Presidente y Airam Díaz, presidente y vicepresidente de Fedeport respectivamente, manifiestan que de todos los estudios que obran en poder de esta federación, el volumen de trabajo para la industria y los servicios no sería posible desarrollarlos en una sola infraestructura portuaria, ya sea esta en el Puerto de Las Palmas o en los Puertos de Santa Cruz de Tenerife», a cuenta de cierta polémica surgida a si Navantia se decidirá por los puertos de Tenerife o por el de Las Palmas. Matiza Fedeport en la nota de prensa que «la Federación Canaria de Empresas Portuarias manifiesta que la cadena de valor de la Energía Eólica Marina de Canarias integrada en la federación, no encuentra ningún motivo de disputa con respecto al desarrollo y despliegue de la misma».
Si realmente la inversión de la que hablamos es esa de 80 millones de euros, a distribuir al menos entre dos infraestructuras portuarias en Canarias, sería una buena noticia, pero solamente eso, una inversión más en los puertos de Canarias.
Pero como aclara Fedeport, «los beneficios de esta actividad se extienden más allá de los espacios portuarios, alcanzando a toda la región y teniendo un impacto en la sociedad que alcanza sus tres vertientes; la económica, la social y el medio ambiental». y sentencia con una frase que da idea de la dimensión que el sector puede alcanzar en Canarias cuando dice que «esta federación llama a unirse a toda la cadena de valor industrial y de servicio de Canarias para alcanzar los beneficios del efecto transformador que produciría esta innovadora industria en los más de veintidós sectores que se verían beneficiados».
Por lo tanto, concluye la patronal portuaria «manifestamos que es necesario el despliegue de la Eólica Marina en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Canarias, es decir, en los puertos de Santa Cruz de Tenerife y en el Puerto de las Palmas», afirmando que «el sector portuario está perfectamente unido y preparado para cumplir con los requerimientos de la demanda de este exigente sector».