Todo cambia con el anuncio de aranceles norteamericanos, inmediatos, contra el resto del mundo. Las peores predicciones pueden cristalizarse, redundando en una recesión mundial, además una revuelta interna en Estados Unidos.
En La Rosaleda de La Casa Blanca, Donald J. Trump anunció con una tablilla, a la vieja usanza, los aranceles recíprocos por países que se añaden a los entrados en efectos sobre el acero, aluminio, automóviles o importaciones agroalimentarias. Hay países pobres que los ha castigado de manera insulsa, como Tailandia con un 36%, Vietnam 46%, Indonesia 32% o Camboya con un 49%. Ojo por ojo dicen.
La fórmula oficial, utilizada para fijar los aranceles por país, resulta cuanto menos un tanto rimbombante, con términos que no comprende el norteamericano medio, aportando confusión a las decisiones adoptadas por país.
El problema de la reciprocidad de la fórmula utilizada es que no sólo contempla los aranceles de importación a productos americanos en los diversos países del mundo. Se han incluido en los cálculos el IVA, tasas, barreras arancelarias y monetarias, así como la manipulación de los tipos de cambio de divisas, inflando las cifras según interés de Washington y sus intenciones autárquicas.
Ayer las bolsas americanas del Dow Jones, NASDAQ o S&P500 sufrieron caídas en picado. Las peores desde 2020 con el batacazo del COVID-19. Veamos lo que pasa hoy, dado que la bola de nieve generada por el anuncio mundial de Trump puede resultar imparable para todos los mercados.
En Estados Unidos, mucha prensa tipo CNN o NBC, no comprende ni acepa la situación, dado que la subida de precios generalizada va a resultar un tsunami de miseria incontrolable. Si el americano medio ya vivía al día, a ras, ahora si todo le va a costar mucho más caro, muy contento no estará…
Para aliviar las penurias del populacho, JD Vance afirma que lo que dice el presidente es cierto, es como si Estados Unidos fuera un paciente muy enfermo que han operado, y ahora necesita recuperarse. Que el problema de la bolsa pudo haber sido peor…
En la carrera de Económicas enseñan que el Proteccionismo genera ineficiencias de mercado, si bien suponen un tipo impositivo que recauda la el gobierno, las negatividades por los aumentos de precios finales, burocracia aduanera complicada y la reducción de intercambio comercial entre los países los efectos pueden ser devastadores para las economías más endebles y menos preparadas para menguar la dependencia de Estados Unidos.
Lo sorprendente es que hay países Latinoamericanos que están satisfechos de haberse encuadrados en el 10% mínimo establecido entre todos los países del globo. Lo mejor entre lo malo es mejor que nada.
El nuevo problema que se ha generado es la tendencia Anti-yankee, que afecta a la imagen de las marcas americanas más emblemáticas, como NIKE, American Express, BOEING, Mc Donalds, Apple, Walt Disney, Starbucks, Jack Daniels, Harley Davidson o TESLA. El odio hacia los productos americanos puede empezar a generalizarse por el mundo, alterando los patrones de consumo de todo el mundo. Difícil de revertir.
Si el sentimiento antiamericano se enfatiza y llega a los procesos productivos, muchos tráficos regulares de mercancías transatlántico cesarán, a la par que muchas franquicias americanas de todo tipo. Tiempo al tiempo.
Los gurús financieros opinan que la única lógica que puede haber detrás de esta política de La Casa Blanca radica en una devaluación del dólar para mantener la hegemonía monetaria en este caduco sistema económico global.