El Puerto de Pasaia orienta su estrategia hacia la especialización y la intermodalidad. La presidenta de la entidad portuaria, Izaskun Goñi, proyecta elevar el 7% de carga ferroportuaria apoyándose en dos palancas operativas: las próximas conexiones a los anchos UIC y de vía estrecha y el desarrollo de la terminal logística de Lezo. El planteamiento, de carácter operativo y orientado a resultados, busca optimizar el paso de mercancías entre modos y reforzar la posición del recinto en cadenas logísticas cada vez más exigentes en eficiencia, conectividad y previsibilidad. La hoja de ruta anunciada fija el ferrocarril como eje para capturar flujos y mejorar la articulación de servicios, con el apoyo de una infraestructura logística concebida para dar servicio a operaciones intermodales.
Conexiones ferroviarias y papel de la terminal de Lezo
Las conexiones previstas a los anchos UIC y de vía estrecha se sitúan en el núcleo del plan. Su despliegue está llamado a facilitar la compatibilidad técnica con distintas redes, simplificar el encaje de las cadenas de transporte y reducir fricciones en el intercambio modal. En términos operativos, disponer de ambos anchos amplía el abanico de servicios ferroviarios que pueden atenderse desde y hacia el puerto, aportando versatilidad para configurar trenes, servicios puerta a puerta y flujos de aprovisionamiento y expedición con mayor continuidad. Este enfoque pretende traducirse en más tracción ferroviaria para tráficos portuarios y en un uso más intensivo de la infraestructura.
La especialización se plantea como vector de competitividad. En la práctica, supone orientar capacidades, procesos y recursos a aquellos tráficos donde la combinación de muelle, almacenes, servicios terrestres y ferrocarril genere mayor valor operativo. La coordinación entre terminales, operadores y administración portuaria es clave para consolidar servicios regulares, estabilizar ventanas de carga y descarga y asegurar que la transferencia de mercancías se ejecute con tiempos y costes controlados. Con este enfoque, la intermodalidad deja de ser un añadido y pasa a estructurar la propuesta de servicio del recinto, integrando planificación, gestión de patios y alineación de horarios ferroviarios.
El objetivo de elevar el 7% de carga ferroportuaria descansa en la disponibilidad efectiva de ambos anchos y en la capacidad de operar trenes con continuidad y previsibilidad. La combinación de infraestructura adaptable y procesos coordinados aspira a facilitar el tránsito entre modos sin rupturas de carga innecesarias. La mejora del ferrocarril como eslabón portuario contribuye, además, a estabilizar flujos ante picos de demanda y a diversificar opciones frente a incidencias en carretera, consolidando itinerarios logísticos alternativos. En este marco, la planificación de trenes, la gestión de cupos y la asignación de recursos terrestres cobran un papel operativo determinante.
El desarrollo de la terminal logística de Lezo se alinea con esa agenda. Como pieza de apoyo, la instalación está llamada a articular operaciones de entrada y salida, ofrecer servicios de valor añadido vinculados a la manipulación y consolidación de mercancías y, sobre todo, a encajar con la red ferroviaria proyectada. Su rol no se limita al almacenamiento: debe facilitar flujos intermodales ágiles, coordinar turnos, optimizar superficies y asegurar que los tiempos de tránsito entre tren y muelle se mantengan dentro de parámetros competitivos. La integración funcional de la terminal con la operativa ferroviaria y la estiba será un factor crítico para capturar y fidelizar tráficos.
La apuesta por la intermodalidad implica también reforzar la fiabilidad del sistema. Esto requiere procedimientos claros, interoperabilidad documental y seguimiento operativo de los trenes y unidades de carga. El puerto orienta su propuesta a ofrecer previsibilidad: ventanas horarias definidas, gestión de colas, trazabilidad y coordinación con los agentes de la cadena. Con esos mimbres, la infraestructura ferroviaria y la terminal de apoyo pueden traducirse en una oferta integrada que reduzca tiempos de espera, minimice manipulaciones y estabilice costes para los cargadores, al tiempo que fortalece la posición del recinto en los corredores donde compite.
La línea marcada por la presidencia del puerto se apoya en capacidades tangibles —conexiones ferroviarias y terminal logística— y en una organización de procesos que prioriza la eficiencia. Con este enfoque, Pasaia busca consolidar una propuesta de servicio coherente con las demandas de sus clientes, en la que la combinación de anchos, la coordinación operativa y la utilización de activos converjan hacia un aumento sostenido del peso del ferrocarril en los tráficos portuarios. La concreción progresiva de estas medidas será determinante para convertir el impulso anunciado en resultados medibles y, con ello, afianzar la competitividad del recinto en su entorno logístico.