Las limitaciones a la entrada de vehículos no son la solución a la saturación viaria en las islas, y el problema debe abordarse desde una perspectiva estructural, basada en la planificación urbana, el análisis de datos y el impulso de alternativas de movilidad sostenibles. Este fue el mensaje común que marcó la jornada ‘La regulación de vehículos en las islas: retos y oportunidades’ celebrada en el CaixaForum de Palma.
El encuentro reunió a representantes del sector marítimo, expertos en movilidad y transporte, miembros de la sociedad civil y responsables de las administraciones públicas, con el objetivo de analizar los efectos de las restricciones de acceso de vehículos a los archipiélagos y debatir posibles soluciones para una movilidad más eficiente.
La jornada se estructuró en tres mesas de debate.
La primera abordó la movilidad en Baleares, con aportaciones de especialistas en planificación, transporte y sostenibilidad, representantes de asociaciones locales y autoridades insulares. Los participantes coincidieron en que la saturación no puede atribuirse únicamente a la llegada de vehículos por vía marítima, sino que responde a un modelo territorial y turístico que ha incrementado notablemente el parque móvil y la demanda de desplazamientos.
Joe Holles, presidente de la Asociación Tramuntana XXI, señaló que “algunas zonas de las islas se han convertido en auténticos atascos durante buena parte del año”. Por su parte, Francesc Xandri, director técnico de Cinesi y experto en movilidad y transporte, recordó que “desde 2017 el número de pasajeros marítimos ha aumentado en 660.000, pero el tráfico aéreo lo ha hecho en más de cinco millones”. Iván Murray, profesor del Departamento de Geografía de la UIB, insistió en que la solución pasa por “poner dificultades al coche y facilidades al transporte público”, apostando por medidas coordinadas y sostenibles.
La segunda mesa analizó modelos alternativos a partir de la experiencia de Canarias, donde se expusieron ejemplos de planificación insular y de servicios de transporte a demanda. Los expertos subrayaron la importancia de definir qué modelo de isla se quiere antes de establecer restricciones, teniendo en cuenta la capacidad de carga del territorio y las diferencias entre la movilidad de residentes y turistas.
“El tráfico es una consecuencia del sistema”, explicó Fernando Davara, coordinador del Plan Insular de Movilidad Sostenible de Tenerife, quien destacó que los problemas actuales derivan de la distribución del territorio, las zonas residenciales y las actividades turísticas. “Los turistas no coinciden en sus necesidades de desplazamiento con los residentes, y son solo un 7% en Tenerife. No son el problema”, afirmó.
Por su parte, Juan Ignacio Liaño, director de flota de Fred. Olsen Express, recordó que el transporte marítimo es “la columna vertebral de la cohesión territorial en las islas” y que el vehículo “sigue siendo esencial” en islas con orografía compleja. Liaño defendió la modernización de puertos y servicios como vía para reducir la dependencia del coche: “El vehículo, al final, es parte de la maleta”, señaló.
La tercera mesa se centró en el marco regulatorio de Ibiza y contó con la participación de los principales operadores marítimos. Los representantes del sector advirtieron de que limitar la entrada de vehículos constituye una respuesta parcial a un problema estructural, ya que los coches que llegan en ferry representan una proporción muy reducida del parque móvil total.
Miguel Pardo, director de Relaciones Institucionales del Grupo Grimaldi en España, subrayó que “implantar restricciones a la entrada de vehículos es una solución populista a un problema complejo”, recordando que estos representan “menos del 3% del parque móvil total de Ibiza”. “Si se ataca al 3% del problema, como mucho resolveremos el 3% del problema”, subrayó, señalando además que ese porcentaje ha disminuido en los últimos años. Añadió que “la movilidad en Baleares necesita planificación, datos y consenso, no decisiones precipitadas”, y reclamó diálogo técnico con los operadores para evitar impactos negativos sobre la conectividad y los costes del transporte marítimo.
En la misma línea, Matteo de Candia, director general de GNV en España, afirmó que la normativa aplicada “no ha sido eficiente y ha penalizado a las navieras”. Adolfo Utor, presidente de Baleària, advirtió que “poner el foco en el síntoma, los coches, y no en el problema de fondo no soluciona nada”. Recordó además que Ibiza ha duplicado su población en los últimos veinte años y que el transporte aéreo “también se ha duplicado, mientras que el movimiento de pasajeros por vía marítima se ha mantenido estable”. “El transporte marítimo no solo mueve a visitantes, sino también a residentes; el 70% de lo que transporta Baleària son residentes. El transporte marítimo es la conectividad: es la infraestructura fundamental para las islas”, concluyó.
Los intervinientes coincidieron en que las medidas deben basarse en datos, coordinación institucional y una planificación a largo plazo, acompañadas de mejoras en el transporte público y políticas urbanísticas coherentes. “La movilidad en Baleares necesita planificación, datos y consenso, no decisiones precipitadas”, resumió Pardo.,
El debate concluyó con un llamamiento a abordar el modelo de movilidad insular desde una perspectiva integral, evitando enfoques simplistas que puedan comprometer la conectividad y la actividad económica.






