Ya llevamos casi 5 años hablando del proyecto de Totisa. Puertos de Las Palmas inició los trámites para una concesión a Totisa Holdings en el año 2019, que pretende construir y explotar una planta regasificadora que permitirá almacenar y suministrar GNL y, aprovechando esta actividad, generar energía eléctrica (70 megavatios) que servirá, además de para su propio consumo, para permitir que los buques desconecten sus motores, reduciendo la contaminación acústica y de gases contaminantes, y se conecten a la red eléctrica portuaria.
En su momento, se hablaba de que el proyecto de Totisa era un proyecto innovador a nivel mundial que permitía hacer rentable el suministro de gas a buques, con una importante inversión, superior a los 35 millones de euros, que ocuparía una superficie en torno a 14 mil metros cuadrados en La Esfinge, más de 30 mil metros cuadrados de lámina de agua y alrededor de 2 mil metros cuadrados de canalizaciones subterráneas.
A día de hoy, hay expertos, pseudo expertos y políticos que defienden lo nefasto que sería la instalación de esta terminal de gas por las partículos que se vertirían al ambiente, haciendo tóxico o menos respirable el aire en la ciudad. Como también los hay que defienden todo lo contrario, la bondad del proyecto, porque elimina gases de la combustión de los buques, elimina ruidos y hace más independiente energéticamente el Puerto de Las Palmas y la propia isla de Gran Canaria.
Desde luego que Totisa Holding defiende esta última posición, pero sigue inmersa en la batalla de informes técnicos, ambientales y de salud que han puesto freno al proyecto.
Yo no me considero un experto en esta materia, aunque haya leído mucho al respecto. Por ello, quienes tienen el conocimiento deberían aclarar si Gran Canaria tiene potencialmente un riesgo de emergencia eléctrica, si el Puerto de Las Palmas tiene capacidad para enchufar electricidad a los barcos sin esta central de Totisa antes de 2030, si Endesa o la suministradora de turno tiene capacidad para suministrar al Puerto la energía eléctrica que se necesitará en el futuro en todos los muelles de la capital grancanaria, o si la polución que generará esta terminal de Totisa es más o menos contaminante que la que generan los barcos con sus motores encendidos.
Y ya puestos a responder, y ésta cuestión quizá va más dirigida a nuestros dirigentes políticos regionales, ¿por qué el proyecto de Totisa en el Puerto de Tenerife, presentado en 2021, con 26.600 metros cuadrados en la dársena cueva bermeja, 16.500 metros cuadrados de lámina de agua y 1.200 metros para canalizaciones tiene menos contestación, menos exigencias, menos críticas y requiere menos informes ambientales y técnicos que el homólogo del Puerto de Las Palmas?.