Un histórico apagón eléctrico que se desató a las 12:32 horas de este lunes ha dejado sin suministro a toda la España peninsular, causando estragos en infraestructuras clave. Los puertos españoles, columna vertebral del comercio exterior, se vieron gravemente afectados: grúas inmovilizadas, sistemas informáticos fuera de servicio y operativa logística prácticamente detenida. Si bien se han activado generadores de emergencia en la mayoría de recintos portuarios para mantener servicios básicos, las autoridades advierten de interrupciones generalizadas en la carga de mercancías y retrasos en las cadenas de suministro, con posibles repercusiones en los próximos días.
Terminales detenidas y controles manuales en los puertos
El apagón tomó por sorpresa a los puertos de la península en plena jornada laboral, forzando la paralización inmediata de muchas de sus operaciones. Buques y ferris lograron seguir entrando y saliendo de los puertos bajo procedimientos de contingencia, pero las labores de carga y descarga quedaron supeditadas al restablecimiento eléctrico. Fuentes del sector señalan que “la entrada y salida de buques se produjo con relativa normalidad, no así la carga y descarga de mercancías” que depende del suministro de las grúas. En la práctica, esto implicó que en puertos como Valencia las instalaciones permanecieran abiertas al tráfico marítimo, pero sin poder mover contenedores al carecer de energía para la maquinaria portuaria.
A pesar del impacto, las autoridades portuarias lograron evitar incidentes mayores. La mayoría de puertos contaban con grupos electrógenos de respaldo, lo que permitió mantener operativos los sistemas de seguridad esenciales (iluminación de emergencia, balizamiento, comunicaciones) y realizar controles de forma manual. El Ministerio de Transportes confirmó que no se registraron incidencias de seguridad significativas en el ámbito marítimo, gracias a las medidas de emergencia desplegadas por Puertos del Estado y la Marina Mercante. Sin embargo, la estampa general en los muelles era inusual: personal portuario tramitando procedimientos “a la antigua usanza”, con papel y bolígrafo, y gestores activando protocolos de crisis para coordinar la respuesta.
Algeciras, el puerto más afectado
El Puerto de Algeciras, el de mayor tráfico de España, ha sido uno de los más golpeados por el apagón. Sus terminales de contenedores –operadas por APM Terminals y TTI Algeciras– quedaron completamente paralizadas desde primera hora de la tarde. “Todo el movimiento de contenedores está detenido; no hay energía para las grúas ni para los sistemas informáticos”, indicaron fuentes de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA). En contraste, las conexiones de ferris hacia Ceuta y Tánger Med se han mantenido operativas para pasajeros y vehículos ligeros, gracias a generadores que alimentan la Estación Marítima. Los camiones, sin embargo, quedaron parados: la caída del sistema de aduanas impidió realizar las gestiones para su embarque, bloqueando el tránsito de mercancías rodadas. Ante esta situación, la APBA pidió a los transportistas no acudir al puerto al menos hasta el martes, ya que no es posible procesar su carga sin los sistemas aduaneros en línea.
La Autoridad Portuaria de Algeciras ha activado el Plan de Autoprotección en nivel 1 y constituido un Comité de Crisis para gestionar la emergencia desde primeras horas de la tarde. “Hemos desconectado todos los servicios no esenciales para priorizar el suministro a los equipos críticos y extender su operatividad el mayor tiempo posible”, señaló el presidente de la APBA en declaraciones recogidas por medios locales. El puerto trabaja contrarreloj para salvaguardar la seguridad de las instalaciones y de los usuarios, mientras espera la restitución de la energía para reanudar la actividad normal. Cabe destacar que en el vecino puerto de Tarifa, las conexiones marítimas también estuvieron suspendidas durante el día, aunque en este caso por un temporal de viento en el Estrecho de Gibraltar y no por el fallo eléctrico.
Planes de emergencia en otros puertos
En el Puerto de Valencia, segundo del país por volumen, se activó el centro de control de emergencias de la Autoridad Portuaria para garantizar la operativa mínima en sus terminales, según informaron fuentes oficiales. Aunque las grúas quedaron inactivas a la espera de corriente, el puerto permaneció abierto y preparado para retomar operaciones tan pronto el suministro lo permitiera. De forma similar, el Puerto de Barcelona puso en marcha sus planes de contingencia: una red de generadores autónomos entró en funcionamiento para alimentar servicios críticos como la torre de control portuaria, logrando mantener “plenamente operativos” los sistemas básicos de navegación y seguridad. Fuentes de la Autoridad Portuaria de Barcelona indicaron que, gracias a estas medidas, el tráfico marítimo pudo gestionarse con relativa normalidad durante el apagón. No obstante, a última hora del día todavía evaluaban el impacto exacto en las terminales concesionarias, pendientes de la reconexión eléctrica completa.
En otros puertos estatales se reportó una situación similar: normalidad en las tareas de vigilancia y atraque, pero trámites ralentizados. En la mayoría de los recintos se optó por procedimientos manuales para el control portuario y documental mientras duró la caída de los sistemas informáticos. Algunos puertos más pequeños, con menor dependencia tecnológica, pudieron operar casi con normalidad, según fuentes de Puertos del Estado. Por su parte, los puertos de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla –no conectados al sistema eléctrico peninsular– no se vieron afectados por el incidente y continuaron funcionando con total normalidad.
Consecuencias inmediatas y perspectiva a corto plazo
La interrupción eléctrica en una infraestructura crítica como los puertos ya está teniendo consecuencias palpables en la logística. En Algeciras, cientos de camiones y contenedores han quedado pendientes de embarque o desembarque, a la espera de que se restablezcan los sistemas. En otros nodos logísticos del país, la desconexión de sistemas electrónicos –como las plataformas aduaneras y las ventanillas únicas de comercio exterior– podría generar retrasos en la importación y exportación de mercancías en los próximos días. Los expertos alertan de un posible “efecto embudo”: la interrupción parcial de la operativa portuaria eleva el riesgo de cuellos de botella en el transporte de mercancías y en la distribución, hasta que la situación se normalice. De hecho, el Gobierno ha advertido que las próximas horas serán críticas también en las carreteras, donde es previsible que se produzcan atascos en los accesos a polígonos industriales, centros logísticos y puertos, lo que podría agravar los retrasos en la cadena de suministro.
A última hora de la noche de este lunes, alrededor de la mitad del suministro eléctrico nacional seguía sin restablecerse. Aunque las cuadrillas de Red Eléctrica avanzan en la reposición del servicio, las autoridades han instado a la prudencia: los protocolos de emergencia permanecen activados y se ruega a empresas y ciudadanos limitar las actividades no esenciales hasta recuperar la normalidad. Operadores logísticos y navieras también han implementado planes de contingencia para mitigar el impacto: algunas terminales preparan turnos extra una vez vuelva la luz, con el fin de agilizar la carga atrasada, y compañías navieras ajustan horarios para coordinar las escalas de buques afectadas.
En clave de análisis, este apagón sin precedentes ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro ante fallos energéticos de gran magnitud. La emergencia subraya la urgente necesidad de reforzar los sistemas de respaldo en puertos y otras infraestructuras logísticas críticas. También plantea interrogantes sobre la resiliencia digital del sector: disponer de procedimientos alternativos manuales ha sido crucial en esta crisis, pero voces del sector señalan que debe avanzarse en sistemas más robustos y protegidos frente a interrupciones, incluidos posibles ciberataques. En los próximos días, mientras se investiga el origen de la avería, la prioridad seguirá siendo devolver la plena operatividad a los puertos españoles –auténticos pulmones del comercio– y evitar que este apagón momentáneo se traduzca en un apagón logístico prolongado. Las miradas están puestas en la rápida recuperación del sistema eléctrico y en las lecciones que deje esta noche oscura para la seguridad energética y portuaria del país.